“Ahora estás en el presente….”siempre”, a no ser que seas un soñador y tu mente esté donde las musarañas, que todo puede pasar.
Hay un párrafo muy bonito, que leí hace tiempo y me caló muy hondo, es de Gustavo Flaubert y dice lo siguiente:
“El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahí por qué se nos va el presente”.
Tiene fondo, eh?. Pero además, es ¡tan difícil salir de ese laberinto en el que estamos inmersos sin saberlo!. La mayoría de nosotros afirmamos que vivimos el día a día, cierto es, pero….en qué consiste ese día a día. Reflexiona un segundo, ¿ suficiente?. Contéstate con sinceridad. ¿Cuánto hay de vida en ello?.
Vamos siempre persiguiendo un objetivo, a la caza y captura de la oportunidad. Nuestra inteligencia consiste en demostrar a los demás que sabemos más que nadie, que somos los más cualificados, los mejores. Dirigimos nuestra vida hacia la búsqueda de cosas nuevas para no caer en la rutina.
¡Qué desperdicio de inteligencia. ¿Por qué no mirar lo que tienes ante tus ojos?. Tal vez lo que debas cambiar es la forma de mirar, hazlo desde otro ángulo, con ojos renovados y te sorprenderás al descubrir que esas cosas viejas aún tiene mucho para dar, porque la ilusión con que miras ha conseguido su transformación.
1 comentario:
Se me vienen a la mente dos citas relacionadas con esto, una bastante negativa y otra más positiva.
- "El presente es lo que transcurre mientras piensas en un pasado que no tiene futuro".
- "¿No has pensado que quizá, eso que tanto deseas que llegue en un futuro, ya lo tienes pero con otro nombre?" Esta última, que me gusta especialmente, pertenece a un anuncio cuyo producto no recuerdo ahora mismo cuál es (publicidad poco efectiva) pero que he visto por varias marquesinas de Madrid. Cada vez que me lo encuentro, se me dibuja una sonrisa en la cara, no puedo evitarlo. Y es que es tan esperanzador, tan optimista... Es la idea más aproximada que he
encontrado de la Felicidad. ¿Qué nos pasamos la vida esperando? Tal y como tú dices, "vamos siempre persiguiendo un objetivo". Lo que nadie parece apreciar es que, cuando alcanzamos esa meta, enseguida nos inventamos otra, y así pasamos nuestra existencia, buscando un horizonte que, como el que se dibuja en el mar, se aleja de nosotros eternamente.
Qué lástima que no nos demos cuenta de que, probablemente, tengamos delante de nuestras narices un "algo" que, si le prestáramos un poquito más de atención, nos aportaría un trocito muy placentero de felicidad.
"Ese algo que perseguimos está ahí delante, sólo que con otro nombre", una frase para recordar.
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