jueves, 17 de diciembre de 2009

Que sepas que el final no empieza hoy

Todo comenzó tiempo atrás.
Cuánto tiempo?
No guardo memoria de fechas, sí del momento.
Qué más da un 9 de febrero que un 15 de abril, lo cierto es que esa chispa reprimida, ardió con fuerza y quemó todo.
Chamuscados quedaron los recuerdos, dulces y amargos. Aquellas vivencias que a golpe de fuerza y fe fueron los cimientos de todo un futuro.
Aquel camino que no tuve opción de elegir, impuesto por circunstancias de no sé qué procedencia, si tuyas o mías, si de otras vivencias que admitimos como nuestras, qué se yo!
No sé nada, mejor digo que... solo sé que quiero ser.
Con solo eso ya digo todo.
Esto de ahora es un parto. Y lo dice una que es muy experta en el tema.
Parto con todo su dolor, entre llantos y amarguras hay ilusión por recoger entre tus brazos el producto de tantos meses de espera.
El final no empieza hoy. En este instante es cuando reconoces que el final ya lo esperabas ansiosa tiempo atrás.
Después de una tormenta viene la calma, el sol asoma con todo su calor y aunque duela ver los destrozos ocasionados por el temporal, surge de nuevo la ilusión por el día después.
Vamos, no temas, hay, por suerte muchos caminos esperándonos.
Tan solo hemos de tener listo el equipaje y, pasito a paso, seguir adelante.
"Que sepas que el final no empieza no empieza hoy " Sabina.

martes, 1 de diciembre de 2009

La loteria del tiempo

Erase una vez un hombre, común a todos, sin nada de particular.
Un hombre simple, ataviado con ropas simples pero limpias, algo pasadas de moda. Pero le daba igual, él se sentía y veía decente.
Su aspecto era de ser agradable, gentil y muy confiado. Era el portador de una loteria que exibía sin atosigar a la gente, pues el creía que la fortuna que tenía en sus manos iba a ilusionar a quién se acercara a preguntar:
- Y de qué va esta lotería?
-Cúantos millones están en juego?
El sonreía. El resplandor que emitían sus ojos hechizaba y creaba a su alrededor un clima cálido y confortable.
Exibía sus números, siempre el mismo. Los mostraba como si entre sus manos tuviera toda la suerte del mundo y tan solo había un número.
"El infinito"
Se acercaron, le preguntaron, tuvieron entre sus manos los décimos en juego.
Loteria del tiempo? Infinito?
Ni uno solo de cuántos se acercaron compró el número. A nadie le interesaba participar.
Hubo rechazo, burlas, indignación. Lo tomaron por loco, demente. Otros sintieron lástima y le dieron alguna limosna. El en silencio rehusó tomarlas, con una sonrisa leve en sus labios y se retiró a una esquina.
Una mujer elegante, con buen porte y estilo fue hacia él. Titubeó al principio, dudó en si acercarse
o alejarse de allí a toda prisa.
Él presintió su miedo y dió unos pasos hacia ella.
-Desea participar?
La mujer se dejó llevar por esa atracción inexplicable que poseen aquellos que no tienen nada que perder y tanto para dar que, se descubrió ante él y sin temor alguno le habló:
-Quisiera todos los números, lo que ahora más necesito es "tiempo". De qué me sirven las riquezas que poseo si estoy en números rojos.
Silencio. Dulzura. Una sonrisa llena de amor y al descubierto el número de la suerte: Infinito
-Ya estoy en deuda con el tiempo. El dia de hoy es un regalo para mí, ya no habrá mañana.
Cree que tendré suerte y me tocará?
-Si no participa nunca lo sabrá.
La mujer tomó un solo décimo, quería dejar para los demás. Le devolvió una sonrisa y parte del resplandor de su mirada quedó en ella.
Ya eso era más que suficiente.
Quizás fuera la agraciada en la loteria, la feliz portadora del "infinito".