lunes, 5 de febrero de 2007

"Los 40 son la edad madura de la juventud, los 50 la juventud de la edad madura" (Victor Hugo)

¿Por qué nos asusta tanto envejecer?

¿Por qué nos da miedo la muerte?

Sabéis, a lo que yo tanto temo es a las “horas”, a la medida del tiempo, y sobre todo a vivir encadenado.

No hay algo que me angustie más que, una vez pasadas las navidades, escuchar los tambores de semana santa. Así engullimos las horas, siempre esperando los acontecimientos, planificando el futuro.

Contestémonos con sinceridad, pensáis que eso es ilusión?

A pesar de ser una persona inquieta, con más nervios que figura y de querer comerme el mundo, ahora miro el día a día con ojos que realmente ven.

Intento dejarme llevar por las sensaciones y librarme de ataduras. Ir por la calle con gesto apacible, dejar que la mirada recorra el espacio y se expanda con total libertad. Veréis cuanto descanso os entra.

Primavera, verano, otoño, invierno. Igualmente la vida se compone de etapas, todas necesarias y todas bonitas. Envejecer es bello si se hace con dignidad y creo que ahí cada cual puede coger su batuta para guiar ese proceso y llegar a la vejez con entusiasmo.

En algún lado leí una vez:

No es que dejemos de reir porque nos hacemos viejos,

sino que nos hacemos viejos porque dejamos de reir.

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