viernes, 16 de febrero de 2007

"Robots de las apariencias"

Seguro que has escuchado alguna vez en relación a alguien o directamente referido a tí: Qué persona tan aparente. Si va dirigido a nosotros nos llenamos de orgullo y recibimos esa frase como un halago hacia nuestra persona.





Apariencia, aparente, interpretar, todo forma parte de la dramaturgia.... Y en breves momentos se levanta el telón y comienza la función. Salimos al escenario, cada uno interpreta su papel a la perfección porque para ello nos hemos preparado, hemos cuidado de todos los detalles y cubierto nuestro rostro con la máscara adecuada.
No hace falta que sea carnaval, creo que para muchos de nosotros el carnaval forma parte de nuestra vida.
Pobre de aquel que no sea un artista, que vaya por el mundo con el rostro limpio y no sepa cumplir con su papel.
Desde pequeños, primero en casa y luego en el cole, nos enseñaron a "hacer". Nos inculcaron una serie de normas que había que llevar a rajatabla para no ser excluidos de la sociedad y nos tacharan de insociables y maleducados. Nos enseñaron a "hacer" y se olvidaron de enseñarnos a "ser".
Era de vital importancia superar con éxito los test de inteligencia y nuestro padres se sentían muy orgullosos cuando recibían los resultados: si es más inteligente, ya verás como alcanza todo lo que se proponga..
Y con el tiempo llegan los fracasos, las frustraciones, el desengaño, el no aceptarse a sí mismo o no saber lo que uno es. El desconocido que por las mañanas se refleja en el espejo del cuarto de baño.
Ser inteligente tambien es saber interpretar nuestros sentimientos y vivirlos sin angustia. Conocerlos, asentarlos, para así, cuando llegue el momento seamos capaces de controlarlos y no dejarnos llevar por los impulsos, éstos constituyen síntoma de debilidad y escasa madurez.
Una de las mayores virtudes que posee el ser humano es la fortaleza que unida a la templanza da como resultado un ser que es dueño de sí mismo y por tanto será más feliz y libre.
Me he hecho el firme propósito de arrancar de mí el " síndrome de Peter Pan", ya va siendo hora de ir adquiriendo una personalidad madura y creo que conozco el camino: un desarrollo adecuado de la inteligencia y la voluntad.
Como decía Albert Einstein:
"Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energia atómica: la voluntad."

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