domingo, 26 de octubre de 2008

"Todo termina a fin de que todo vuelva a empezar"

Erase una vez una joven, demasiado joven, demasiado pura, demasiado irreal, más aún, demasiado amorfa para ser considerada joven, ni siquiera para ocupar un lugar.
Erase una vez un alma que iba de aquí para allá, como entre fantasmas. Sonreía porque así le dictaba su corazón que no sus impulsos. Qué podría decir! Todo su ser emergia como un volcán y al igual que se expulsa la lava ardiente todas sus entrañas salían a borbotones, abrasivas, arrogantes y, cuánta incoherencia! sumisas y cabizbajas.
Erase una vez una joven con sueños de princesa que buscaba su rana. Dormía mirando a las estrellas buscando su lucero y sonriendo a la osa mayor. Construía sus castillos en el aire y se imaginaba ir vestida con un traje de ensueño llevando en su mano una varita mágica.
Erase una vez una joven que creía en los cuentos de hadas.
Y como suele pasar, en uno de esos despertares la joven comprendió que todo era un sueño y como tal había terminado.
Se juró que jamás dormiría contemplando las estrellas y además desterró a su fiel lucero.
-No quiero saber de tí. -le dijo. Me has traicionado puesto que tu luz me cegó y confundió mi camino.
El lucero le mandó un guiño desde la distancia y mediante ondas ella recibió su mensaje lleno de energia y ánimo.
Duerme tranquila que aunque pienses que todo ha terminado es solo para darte un respiro.
"Todo termina a fin de que todo vuelva a empezar"