lunes, 1 de diciembre de 2008

Y de un folio surgió un enorme mural

Os acordáis de aquellos tiempos remotos en clase, cuando la profe nos decía:
-Hoy vais a dibujar un paisaje
-Seño, podemos pintar una casita?
-Claro que si
-De noche o de día?
-como queráis.
Recuerdo con las ganas que cogía los lápices y la ilusión tan enorme que sentía ante ese folio en blanco. Vaya, era todo para mí!
Y empezaba a trazar líneas con tanto énfasis que me equivocaba, borraba y de nuevo era mi fantasia la que acaparaba mis dedos impidiéndome reflejar en el papel lo que realmente queria.
Siempre mis actos han ido más allá, rápidos e impulsivos han dominado mi quehacer.
Y resulta que mi paisaje preferido era una bonita casa con su tejado en rojo, dos ventanitas y una puertecita con un tirador. Junto a ella pintaba una inmensa arboleda regada por hierbecitas y muchas margaritas, blancas, amarillas...Ah, también dibujaba una ardilla! Me encantan las ardillas, con esa mirada traviesa y esa cola de plumero tan juguetona.
Y como fondo elegía la noche, con su luna menguante y muchas, muchas estrellas.
Qué bonito me quedaba y con cuanto orgullo se lo mostraba a la seño.
Sabéis, al final tengo mi casita, sin tejado, sin arboleda pero con un patio lleno de macetas.
No tengo ardilla, si una perrita y un gato siamés tan inocente y tonto que parece de juguete.
Y lo mejor de todo es que ahora además de una luna también dispongo del sol y más todavía, tengo cuatro luceros que me transmiten toda la energia que necesito para seguir sintiendome la mujer más afortunada del universo.
Véis como al final las fantasías se hacen realidad?

1 comentario:

Unknown dijo...

¿Todas las fantasias? Si no es asi por favor sigue teniendolas, al final como tu dices se cumpliran,
muy bueno
besos