domingo, 18 de marzo de 2007

"La cabeza fría y...los pies calientes"

¿Podemos negarnos a soñar?.

¿Podemos conducir nuestros sueños?

¿Y ponerse una venda en los ojos para caminar a tientas y dejar que sean nuestras manos, nuestro olfato, nuestro instinto el que nos guíe?

¿Quién pone el límite entre la realidad y la fantasía?. La fantasía puede confundirse con los sueños y no es lo mismo soñar despierto que estar en el séptimo cielo, o diríase con mayor propiedad, en los brazos de Morfeo, que bendito sea ese señor por el placer que nos proporciona.

Morfeo nos acuna y mece suavemente. En esos instantes somos todos tan niños, tan inocentes y frágiles y tan dados a dejarnos llevar por la inercia de los recuerdos, de los deseos que nunca llegan, añoranzas de aquellos tiempos pasados… que nos convertimos en el punto central de lo macabro, de nuestros instintos reprimidos y de otros muchos que ahogamos por querer ser fuertes y, sobre todo, controladores de nuestras emociones.

Qué absurdo es a veces el comportamiento humano!

Qué duro somos con nosotros mismos al rechazar cualquier sentimiento que pueda comprometernos y cubrirnos con una coraza que oprima el corazón y anule los sentidos.

Estamos continuamente cuestionándonos, poniéndonos cadenas cuando afirmamos ser libres.

Usamos la palabra para manifestar descontentos, exigencias y raramente para expresar voluntades y qué decir si se trata de emociones. Ahí ya le ponemos un candado al corazón y colocamos el letrero de “cerrado” o “prohibido el paso”.

Qué ciegos podemos llegar a ser cuando fingimos no sentir nada, cuando esquivamos al deseo, cuando volvemos la cara a lo que nos dicta el corazón!

La cabeza siempre fría y….los pies calientes.

Frase de cobardes me atrevo a sentenciar.

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